Cuántas veces hemos pensado, «¡me encantaría trabajar desde casa!». Si bien es cierto que el teletrabajo ofrece muchas ventajas, no todas las personas ni las empresas están preparadas para organizarse en este sistema. Si te estás planteando dar este paso, te ofrecemos unas pautas orientativas que te pueden ayudar.

Regla número uno a la hora de teletrabajar: “quitarse el pijama”. Si te dispones a trabajar desde casa necesitas disciplina y autoorganización separando, en tu casa, los espacios de vida laboral y vida familiar. Intentar resolver un problema de trabajo mientras tu hijo juega al lado, puede acabar generándote mucho estrés.

Una de las ventajas principales de trabajar desde casa es que tienes mayor control de tu tiempo y, sobretodo,  evitas desplazamientos. Ese tiempo que ocupas en desplazarte (para mucha gente es de una hora o más) lo puedes emplear, por ejemplo, en desayunar con tu familia o en llevar a los niños al cole. El teletrabajo facilita la compatibilización de la vida personal y profesional.

Otra cosa importante es establecer con la empresa objetivos y tiempos de entrega claros «para que no te pille el toro». La clave es el «factor conciencia», te organizas por objetivos y a medida que los vas cumpliendo vas a por otros.

Pero no todas las personas se adaptan bien a esta manera de trabajar. Debes dominar las tecnologías, tener buenas dosis de autonomía, automotivación y autocontrol ya que la supervisión va a ser distancia. Otro de los inconvenientes es el “aislamiento” de los compañeros. Muchos expertos recomiendan que el teletrabajo se combine con días presenciales en el puesto de trabajo.

Últimamente en algunas empresas norteamericanas se ha «puesto de moda» trabajar los viernes desde casa.  A esto creo que nos apuntaríamos casi todos ¿no?